Otro de los atractivos del Monasterio de Piedra es su fauna piscícola, particularmente las truchas. La vida del río va ligada al movimiento contínuo del agua y allá donde la corriente es rápida y el agua fría es el territorio natural de la trucha.
Podemos admirar este ciprínido en el río Piedra buscando el alimento que arrastran las aguas, su devenir en los lagos junto a otras especies menores como barbos y madrillas y también en la piscicultura en cuyas piscinas admiramos sus diferentes tamaños, desde alevines a adultas de tamaño considerable.
¡ Como saltan al echarles el cuidador su alimento! y cómo se cierra el ciclo degustando la sabrosa trucha arco iris en los restaurantes de la zona como plato típico y exquisito que tuvimos el placer de degustar en el restaurante del Monasterio de Piedra tras unas buenas migas, ñam ñam.
Después de paladear el buen sabor de la trucha arco iris, lo que pide el cuerpo es un momento de relajación y donde mejor que en el remanso de paz que forma el Lago del Espejo a los pies de la Peña del Diablo, en sus aguas cristalinas podemos observar barbos y madrillas en perfecta armonía con las aguas del piedra.