Mañana 3 de enero en el Café Berlín sonará la última nota con un último concierto protagonizado por el trompetista Jerry González, auténtica leyenda viva del jazz. Tras más de 40 años, uno de los pocos clubes de jazz que quedan en el centro de Madrid cierra sus puertas. En su lugar, en pocos meses verá la luz un hotel de cuatro estrellas.
No es plato de buen gusto que vayan cerrando locales especializados en música en directo, quiza la noticia sea un poco ajena al ambiente zaragozano, pero para nosotros que hemos tenido la oportunidad de estar disfrutando de su música en alguna ocasión nos resulta importante difundir la noticia, además una de nuestras entrevistas imposibles tuvo lugar en su almacén, como no podia ser, a un artista aragones.
Esta es una noticia muy penosa: El Café Berlín de Madrid, local especializado en jazz, cerrará sus puertas el 3 de nero de 2016 para dejar paso a un hotel de cuatro estrellas, según informa Jose F. Leal en su blog de “El Mundo”. El local, situado en el número 4 de la calle Jacometrezo, (muy cerca de la Plaza de Callao y la Gran Vía) y los dos adyacentes han sido adquiridos por los Mohinani, familia india con pasaporte hongkonés dedicada al negocio textil, para su reconversión en un complejo hotelero.
En cuatro décadas, el local ha visto pasar a los más grandes del jazz de nuestro país, desde Jorge Pardo a Pedro Iturralde, y una ristra interminable de músicos cubanos residentes en Madrid como Caramelo, Alain Pérez o Georvis Pico. «Aquí han tocado el maestro Paco de Lucía, Tomatito, Josemi Carmona y Jorge Drexler», dice Pato. Con el Berlín también cerrará sus puertas el Oba Oba, el primer club de Madrid donde se pudo escuchar en directo música brasileña.
Durante más de 40 años, el Café Berlín ha acogido conciertos de jazz y por su escenario han pasado los principales músicos del jazz español, pero también de otros estilos (con especial querencia por los vocalistas), siendo uno de los referentes de la música en directo en la capital.
«Vamos a morir matando», avisa por su parte Pato, que abrirá todas las noches hasta el cierre. Es más, ya dispone de un nuevo local, no lejos del Café Berlín, donde reencarnar el espíritu del mítico local. Ante el avance del cartón piedra, el alma genuina de la noche de Madrid se resiste a morir.