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Finalmente Joseba Etxeberria no pudo levantar la tan ansiada copa del Rey, sus lágrimas y las de sus compañeros al terminar el partido lo dicen todo, no se consiguió, el logro estuvo cerca pero sólo duro 45 minutos, un sueño que pudo convertirse en realidad y se transformó en una horrible pesadilla, 1-4 para el Barcelona.
El Athletic salió a Mestalla a realizar su fútbol, presión, fuerza, no dejar pensar y rentabilizar al máximo los tiros a puerta, durante los primeros 31 minutos de la primera parte se cumplió el guión y el equipo de Bilbao ahogó al centro del campo catalán y aprovechó uno de sus escasos disparos a puerta para adelantarse en el marcador: córner botado en el minuto 8 por Fran Yeste y remate a la escuadra de Gaizka Toquero.
Sin embargo, Toure Yaya en magnífica jugada individual, no pudo ser de otra manera, asestaba el hachazo por donde se empezó a desangrar el Athletic, disparo raso y duro tras brillante internada personal en el que Gorka Iraizoz poco pudo hacer en su estirada, bonito gol empañado por la celebración de su protagonista, con sendos cortes de mangas para la afición rojiblanca que debieran haber sido sancionados con al menos tarjeta amarilla.
Tras el descanso el F.C. Barcelona resurgió como el Ave Fénix de sus cenizas, Pep Guardiola repartió magia en el vestuario, y la maquinaria de crear fútbol salió al césped para sentenciar la final en los primeros 20 minutos del segundo tiempo con un juego brillante y demoledor, Messi marcó gol en el minuto 54, Bojan en el 58 y finalmente el maestro Xavi cerró el resultado final en el 64, de ahí hasta el final monólogo del Barça con más oportunidades incluso para ampliar el resultado.
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La grada una fiesta, durante todo el partido cada cual animando a los suyos, salvo un pequeño tachón por el desaprensivo que arrojó una lata a la cabeza de Dani Alves. El vándalo tuvo que abandonar el campo detenido por la policía ya que sus compañeros de afición le señalaron como el autor de semejante bajeza.
Cuando Medina Cantalejo realizó el pitido final, la afición del Barça cantaba «Campeones, campeones», pero la afición rojiblanca les superaba con su «Athletic, athletic», y escuchar esto cuando el Barcelona ha ganado por 1-4 es la forma más emocionante de perder, el único club del mundo al que su afición no le exige ganar, sólo resistir.
Por eso, los vencedores, Puyol, Messi, Xavi y demás, se dirigieron al fondo sur, al lugar donde estaba la grada rojiblanca, y les aplaudieron. Entonces, sí se oyó: «Campeones, campeones», en las gargantas del Athletic, tributo de esta gran afición al campeón.
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Como colofón a esta final, el capitán del Barcelona Carlos Puyol alzó la Copa de campeones, primer trofeo a los que optan este año los blaugranas, posiblemente este fin de semana consigan el segundo proclamándose campeones de liga y deseamos que el propio Puyol levante el próximo 27 de mayo la copa de campeones de la Champions.
Destacar que la afición del Athletic, lejos de abandonar el campo, permaneció en las gradas para rendir tributo al campeón y ovacionar a los suyos.
Por último, sólo lamentar que el Himno nacional fuese abucheado por la mayoría de aficionados, una forma burda de confundir deporte con política, no puede obviarse que el trofeo era la Copa del Rey, la Copa de España.
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